“Curen
a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a
los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”
(Mt 10, 8)
Su Festividad: 26 de Septiembre |
Estos
hermanos gemelos, nacidos en Arabia; estudiaron las ciencias en Siria y
llegaron a distinguirse como médicos. Como eran auténticos cristianos,
practicaban su profesión con gran habilidad pero sin aceptar jamás pago alguno
por sus servicios. Por eso se les conoció en el oriente entre los santos
llamados colectivamente "no los cobradores". Porque ejercían la
medicina sin cobrar nada a los pacientes pobres. Lo único que les pedían era
que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de su
Evangelio.
Vivían
en Aegeae, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia, donde ambos
eran distinguidos por el cariño y el respeto de todo el pueblo a causa de los
muchos beneficios que prodigaba entre las gentes su caridad y por el celo con
que practicaban la fe cristiana, ya que aprovechaban todas las oportunidades
que les brindaba su profesión para difundirla y propagarla.
Lisias,
el gobernador de Cilicia, se disgustó mucho porque estos dos hermanos
propagaban efectivamente el cristianismo. Trató inútilmente de que dejaran de
predicar, y como no lo consiguió, mandó echarlos al mar. Pero una ola
gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla. Entonces los mandó quemar
vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos
paganos que los querían atormentar. Entonces el mandatario pagano mandó que les
cortaran la cabeza. Finalmente, derramaron su sangre por proclamar el amor al
Divino Salvador.
Conducidos
sus restos a Siria, quedaron sepultados en Cirrhus, ciudad ésta que llegó a ser
el centro principal de su culto y donde las referencias más antiguas sitúan el
escenario de su martirio. Se habla de innumerables milagros, sobre todo
curaciones maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte y, a
veces, los propios santos se aparecieron, en sueños, a los que les imploraban
en sus sufrimientos, a fin de curarles inmediatamente. El emperador Justiniano
de Constantinopla, padeciendo de una grave enfermedad, se encomendó a estos dos
santos mártires y fue curado inexplicablemente, y él mismo visitó la ciudad de
Cirrhus especialmente para venerar las reliquias de sus benefactores.
A
principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla dos grandes iglesias en
honor de los mártires. La basílica que el Papa Félix (526-530) erigió en honor de Cosme y Damián
en el Foro Romano, con hermosísimos mosaicos, fue dedicada posiblemente el 27
de septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián hasta su traslado
al 26 de septiembre en el nuevo calendario.
Los
santos Cosme y Damián son nombrados en el canon de la misa y, junto con San
Lucas, son los patronos de médicos y cirujanos.
Oración.
Santos Médicos Cosme y Damián,
que soportaron tantos sufrimientos y la
misma muerte por amor a Cristo; con
confianza venimos para implorar su
patrocinio. El pueblo cristiano, desde siglos
los invoca como sanadores y milagrosos,
porque Dios los ha glorificado como
médicos, y la Iglesia los venera como
intercesores.
Por eso venimos a suplicarles que
por el poder de Cristo Salvador, nos
alcancen la curación de nuestros enfermos y
el consuelo para todos nosotros en este
momento de prueba. Amén
San Cosme y San Damián,
rueguen por nosotros.