Su Festividad: 5 de Octubre |
Sor
Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, cerca de Lodz, como la
tercera de diez hermanos en la familia de Kowalska. Desde pequeña se destacó
por el amor a la oración, laboriosidad, obediencia y sensibilidad ante la
pobreza humana. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años
abandonó la casa familiar para trabajar de empleada doméstica en casas de
familias acomodadas. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de
la Madre de Dios de la Misericordia, donde como Sor María Faustina vivió 13
años cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Su vida,
aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria
profundidad de su unión con Dios. Desde niña había deseado ser una gran santa
y, en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en la obra de
salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio por los pecadores.
Los años de su vida conventual estuvieron marcados, pues, por el estigma del
sufrimiento y las extraordinarias gracias místicas.
La Misión
La
misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:
- Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.
- Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.
- La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.
Sor
María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del
Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús
le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi
más profundo misterio ‹dijo el Señor Jesús a sor María Faustina‹ tu misión es
la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el
provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas
consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca
de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no
solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella
un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos
idiomas, por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés,
portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.
La Visión del Purgatorio
Mientras
estaba en Skolimow, casi al final de su Postulantado, Santa Faustina le
preguntó al Señor por quién más debía orar y la noche siguiente tuvo esta
visión. "Esa noche vi a mi ángel de la Guarda, quien me pidió que lo
siguiera. En un momento me vi en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes.
Estaban orando fervientemente por si mismas pero no era válido, solamente
nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban no podían tocarme. Mi
ángel de la guarda no me dejó sola ni un momento. Yo pregunté a las almas que
es lo que más las hacía sufrir. Ellas me contestaron que era el sentirse
abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Señora visitando a las almas del
Purgatorio, la llamaban Estrella del Mar. Luego mi ángel guardián me pidió que
regresáramos, al salir de esta prisión de sufrimiento, escuché la voz interior
del Señor que decía: ‘Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi Justicia’".
La Visión del Infierno
Durante
un retiro de ocho días en octubre de 1936, se le mostró a Sor Faustina el
abismo del infierno con sus varios tormentos, y por pedido de Jesús ella dejó
una descripción de lo que se le permitió ver: "Hoy día fui llevada por un
Ángel al abismo del infierno. Es un sitio de gran tormento. ¡Cuán terriblemente
grande y, extenso es!. Las clases de torturas que vi:
- La primera es la privación de Dios;
- La segunda es el perpetuo remordimiento de conciencia;
- La tercera es que la condición de uno nunca cambiará;
- La cuarta es el fuego que penetra en el alma sin destruirla -un sufrimiento terrible, ya que es puramente fuego espiritual,-prendido por la ira de Dios.
- La quinta es una oscuridad continua y un olor sofocante terrible. A pesar de la oscuridad, las almas de los condenados se ven entre ellos;
- La sexta es la compañía constante de Satanás;
- La séptima es una angustia horrible, odio a Dios, palabras indecentes y blasfemia.
Estos
son los tormentos que sufren los condenados, pero no es el fin de los sufrimientos.
Existen tormentos especiales destinados para almas en particular. Estos son los
tormentos de los sentidos. Cada alma pasa por sufrimientos terribles e
indescriptibles, relacionado con el tipo de pecado que ha cometido.
Existen
cavernas y fosas de tortura donde cada forma de agonía difiere de la otra. Yo
hubiera fallecido a cada vista de las torturas si la Omnipotencia de Dios no me
hubiera sostenido. Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna
alma encuentre una excusa diciendo que no existe el infierno, o que nadie a
estado ahí y por lo tanto, nadie puede describirlo."
El
Señor fue preparando de esta forma el corazón de Santa Faustina para que por
medio de su intercesión se salvaran muchas almas.
La Visión del Cielo
El
27 de noviembre de 1936, cuando la debilidad la llevó a la cama, escribió la
siguiente visión del cielo: "Hoy día, estuve en el cielo en espíritu, y vi
sus bellezas incomparables y la felicidad que nos espera para después de la
muerte. Cómo todas las criaturas alaban y dan gracias a Dios sin cesar...Esta
fuente de felicidad es invariable en su esencia, pero es siempre nueva,
derramando felicidad para todas las criaturas. Dios me ha hecho entender que
hay una cosa de un valor infinito a Sus ojos, y eso es, el amor a Dios; amor,
amor y nuevamente amor, y nada puede compararse a un solo acto de amor a Dios.
Dios
en su gran majestad, es adorado por los espíritus celestiales, de acuerdo a sus
grados de gracias y jerarquías en que son divididas, no me causó temor ni
susto; mi alma estaba llena de paz y amor; y mientras más conozco la grandeza
de Dios, más me alegro de que El sea El que es. Me regocijo inmensamente en Su
grandeza y me alegro de que soy tan pequeña, ya que siendo tan pequeña, El me
carga en Sus brazos y me aprieta a Su corazón" (777-780).
Los
siguientes años fueron un entrenamiento del Señor. Ella no sabía lo que Dios
estaba haciendo en ella, pero su respuesta era firme e invariable: si Señor,
haz en mi tu voluntad. Algo que ella si veía en todo esto era que el Señor
quería su obediencia. Santa Faustina siempre mantuvo una fuerte relación con
Dios, sin saber de antemano el camino que Dios trazaba para ella.
Canonización
El
18 de abril de 1993 el Papa Juan Pablo II beatificó a nuestra Sor Faustina
Kowalska en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue en el primer domingo de
Pascua, en el cual, según el pedido expreso de Jesús a Sor Faustina, debía
celebrarse la Fiesta de la Divina Misericordia. Y la beatificó precisamente Juan Pablo
II, quien siendo aún arzobispo de Cracovia, llevó adelante el proceso
arquidiocesano como paso previo a los procesos romanos.
El
30 de abril de 2000, el Santo Padre Juan Pablo II, canonizó a Sor Faustina, en
la Basílica de San Pedro, frente a 200.000 devotos de la Divina Misericordia.