Espíritu
Santo, Divino Espíritu de luz y amor, te consagro mi entendimiento, mi corazón,
mi voluntad y todo mi ser, en el tiempo y en la eternidad.
Que
mi entendimiento esté siempre sumiso a tus divinas inspiraciones y enseñanzas
de la doctrina de la Iglesia católica que tu guías infaliblemente.
Que
mi corazón se inflame siempre en amor de Dios y del prójimo.
Que
mi voluntad esté siempre conforme a tu divina voluntad.
Que
toda mi vida sea fiel imitación de la vida y virtudes de Nuestro Señor y
Salvador Jesucristo.
A
Él, contigo y el Padre sea dado todo honor y gloria por siempre. Dios Espíritu
Santo, infinito amor del Padre y del Hijo, por las manos purísimas de María, tu
esposa inmaculada, me pongo hoy y todos los días de mi vida sobre tu altar
escogido, el Sagrado Corazón de Jesús, como un sacrificio en tu honor, fuego
consumidor, con firme resolución ahora más que nunca de oír tu voz y cumplir en
todas las cosas tu santísima y adorable voluntad.
Amén.