La
primera mujer declarada santa de todo el continente americano
El
Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente
no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más
conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus
mortificaciones". Lo cual es mucho decir.
Su Festividad: 30 de Agosto |
Isabel
Flores de Oliva, hija de Gaspar de Flores y María de Oliva, que por su belleza
recibió popularmente el nombre de "Rosa" al que ella añadió "de
Santa María" En el bautizo le pusieron el nombre de Isabel, pero luego la
mamá al ver que al paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso
como una rosa, empezó a llamarla con el nombre de Rosa. Y el Sr. Arzobispo al
darle la confirmación le puso definitivamente ese nombre, con el cual es
conocida ahora en todo el mundo.
En
los años en que nació Santa Rosa de Lima, la sociedad de su época, propia de un
periodo colonial, está orientada en varios aspectos por el ideal de tener más.
Hay allí familias pudientes, otras de pequeños propietarios y la gran mayoría
de campesinos, negros y mulatos, que son tratados como esclavos. La familia de
Rosa es de pequeños propietarios. Los padres de Rosa se esfuerzan en darle una
seria educación humana además de proporcionarle una sólida formación en la fe.
Lima
tiene una comunidad pionera en la evangelización: el convento de Santo Domingo.
Allí los seglares pueden participar en la liturgia, reunirse a meditar la Palabra
de Dios y colaborar temporalmente en los puestos misionales o
"doctrinas".
Desde
pequeñita Rosa tuvo una gran inclinación a la oración y a la meditación. Un día
rezando ante una imagen de la Virgen María le pareció que el niño Jesús le
decía: "Rosa conságrame a mí todo tu amor". Y en adelante se propuso
no vivir sino para amar a Jesucristo. Y al oír a su hermano decir que si muchos
hombres se enamoraban perdidamente era por la atracción de una larga cabellera
o de una piel muy hermosa, se cortó el cabello y se propuso llevar el rostro
cubierto con un velo, para no ser motivo de tentaciones para nadie. Quería
dedicarse únicamente a amar a Jesucristo.
Rosa
en su interior vive un dilema: por un lado siente vocación de religiosa
contemplativa y, por otros, percibe la imperiosa llamada a realizar esta
vocación en el interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde
fuera del convento, esto sucedió así:
Se
había propuesto irse de monja agustina. Pero el día en que fue a arrodillarse
ante la imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le iluminara si debía
irse de monja o no, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba
arrodillada. Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco
fue capaz de moverla de allí. Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios
era otra y le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial, si Dios no
quiere que yo me vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea". Tan
pronto pronunció estas palabras quedó totalmente sin parálisis y se pudo
levantar del suelo fácilmente.
A
sus 20 años encuentra el camino: ser pobre por la fraternidad universal
ingresando en la Orden de Predicadores, en su movimiento seglar, había sucedido
que ella vino a saber que la más famosa terciaria dominica es Santa Catalina de Siena (29 de abril) y se propuso estudiar su vida e imitarla en todo. Y lo
logró de manera admirable. Se fabricó una túnica blanca y el manto negro y el
velo también negro para la cabeza, y así empezó a asistir a las reuniones
religiosas del templo.
Su
padre fracasó en el negocio de una mina y la familia quedó en gran pobreza.
Entonces Rosa se dedicó durante varias horas de cada día a cultivar un huerto
en el solar de la casa y durante varias horas de la noche a hacer costuras,
para ayudar a los gastos del hogar. Como dominica seglar da clases a los niños,
incluyendo aprendizaje de instrumentos musicales (guitarra, arpa, cítara). En
aquel hogar la vida es sencilla, pero lo necesario nunca falta.
Participa
en la Eucaristía en el Convento de Santo Domingo. Al fondo de su casa, en la
huerta de sus padres, construye una cabaña, una ermita, con el fin de asimilar
más el Evangelio en la oración; allí entra en comunión con Dios, con los
hombres y con la naturaleza. Sólo Dios la va retribuyendo y ella se va forjando
como mujer de "contemplación en lo secreto". A esto une una serie de
mortificaciones. Explica en sus escritos que la mortificación es necesaria para
ser saciados por el Espíritu de Dios, para vivir orientados por el Espíritu Santo, para renovar la faz de la tierra a partir de uno mismo. Frente a sus
prójimos es una mujer comprensiva: disculpa los errores de los demás, persona
las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores,
socorre a los enfermos. Se esfuerza en la misericordia y la compasión.
Es
difícil encontrar en América otro caso de mujer que haya hecho mayores
penitencias, lo primero que se propuso mortificar fue su orgullo, su amor
propio, su deseo de aparecer y de ser admirada y conocida. Y en ella, como en
todas las cenicientas del mundo se ha cumplido lo que dijo Jesús: "quien
se humilla será enaltecido".-
Una
segunda penitencia de Rosa de lima fue la de los alimentos. Su ayuno era casi
continuo. Y su abstinencia de carnes era perpetua. Comía lo mínimo necesario
para no desfallecer de debilidad. Aún los días de mayores calores, no tomaba
bebidas refrescantes de ninguna clase, y aunque a veces la sed la atormentaba,
le bastaba mirar el crucifijo y recordar la sed de Jesús en la cruz, para tener
valor y seguir aguantando su sed, por amor a Dios.
Dormía
sobre duras tablas, con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a
llegar deseos de cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al
crucifijo y le pareció que Jesús le decía: "Mi cruz, era mucho más cruel
que todo esto". Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un
lecho más cómodo.
Los
últimos años vivía continuamente en un ambiente de oración mística, con la
mente casi ya más en el cielo que en la tierra. Su oración y sus sacrificios y
penitencias conseguían numerosas conversiones de pecadores, y aumento de fervor
en muchos religiosos y sacerdotes. En la ciudad de Lima había ya una convicción
general de que esta muchacha era una verdadera santa.-
Rosa
de Lima, pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de
Massa, desde 1614 a 1617. Don Gonzalo era un empleado rico del gobierno y su
esposa, María de Uzategui, tenía un gran aprecio por Rosa. Durante la penosa y
larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era:
"Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu
amor".
Desde
1614 ya cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto,
demuestra su gran alegría. Y explica el porqué de este comportamiento: "Es
que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi
redentor Jesucristo". Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después
de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para
siempre junto al amadísimo Salvador a los 31 años.
Y
a esta muchacha de condición económica pobre y sin muchos estudios, le hicieron
un funeral poco común en la ciudad de Lima. La primera cuadra llevaron su ataúd
los monseñores de la catedral, como lo hacían cuando moría un arzobispo. La
segunda cuadra lo llevaron los senadores (u oidores), como lo hacían cuando
moría un virrey. Y la tercera cuadra lo llevaron los religiosos de las
Comunidades, para demostrarle su gran veneración. El entierro hubo que
posponerlo porque inmensas multitudes querían visitar su cadáver, y filas
interminables de fieles pasaban con devota veneración frente a él. Después la
sepultaron en una de las paredes del templo
Su
cuerpo se venera en la Basílica dominicana de Santo Domingo en Lima. Fue
canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671. Desde ese año Toda América
Meridional y Filipinas la veneran como patrona.
Así
es, como es celebrada como la primera flor de santidad de América, insigne por
la fragancia de su penitencia y oración. Dotada de brillantes cualidades y
dotes de ingenio que tuvo ya desde niña se consagra al Señor con voto de
virginidad. Sintió profunda veneración por Santa Catalina de Siena , con quien
se advierte una sorprendente afinidad, así fue como por ello decidió en 1606,
inscribirse en la Orden Seglar Dominicana para darse más plenamente a la
perfección evangélica.
Esta
amante de la soledad dedicó gran parte del tiempo a la contemplación deseando
también introducir a otros en los arcanos de la "oración secreta",
divulgando para ello libros espirituales. Anima a los sacerdotes para que
atraigan a todos al amor a la oración.
Recluida
frecuentemente en la pequeña ermita que se hizo en el huerto de sus padres,
abrirá su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la salvación
de los pecadores y de los "indios". Por ellos desea dar su vida y se
entrega a duras penitencias, para ganarlos a Cristo. Durante quince años
soportará gran aridez espiritual como crisol purificador. También destaca por
sus obras de misericordia con los necesitados y oprimidos.
Rosa
arde en amor a Jesús en la Eucaristía y en honda piedad para con su Madre, cuyo
rosario propaga con infatigable celo, estimando que todo cristiano "debe
predicarlo con la palabra y tenerlo grabado en el corazón".
Los
milagros empezaron a sucederse en favor de los que invocaban la intercesión de
Rosa, y el sumo pontífice la declaró santa y la proclamó Patrona de América
Latina, Rosa de Lima, es la más bella rosa que ha producido nuestro continente.