San Antonio de Padua (Presbítero, Religioso y Doctor de la Iglesia)

La vida de San Antonio fue muy breve, pero intensa y generosamente vivida al servicio del Evangelio y del prójimo. Nació en Lisboa (Portugal) el 15 de agosto de 1195, fue bautizado en nombre de Fernando.

Su Festividad: 13 de Junio
Su padre fue Martim Martins de Bulhôes, comandante de la primera cruzada y su madre, Teresa Taveira.
Fernando desafía a su padre al negarse a participar en las cruzadas contra los moros. Se convierte en el Catolicismos en 1220, renunciando a todas las riquezas para vivir como fraile y hacerse sacerdote. En su búsqueda vocacional primero, a los 15 años, ingresa en el monasterio de los Agustinos, donde estudió y se preparó para el sacerdocio. Deseoso de ser misionero y mártir, encuentra su lugar entre los seguidores de San Francisco de Asís, donde al ingresar a la Orden Franciscana, cambia el nombre de Fernando a Antonio, por San Antonio Abad.

Antonio fue el hijo predilecto de San Francisco, quien, admirado por excelencia de su sabiduría y la presencia de su predicación, lo llamó nada menos que “Su Obispo”, es decir, su maestro y su jefe. Al mismo tiempo, Francisco lo nombró “Maestro de la Orden”.

San Antonio fue el profeta y el oráculo del siglo XIII. Fue el misionero popular, tanto que cuando él predicaba en una ciudad, lo negocios cerraban sus puertas para que patrones y empleados pudieran escucharle. Las Iglesias no daban abasto y Antonio debía predicar en las plazas.

Los dos temas de su predicación fueron: Evangelio y Caridad. Durante sus estudios había estudiado y asimilado tan profundamente la Sagrada Escritura que, se cuenta, se la sabía de memoria y la gozó, porque es Palabra de Dios, Palabra creadora, Palabra de luz y vida, Palabra de Salvación. Sobre todo, vivió el Evangelio en su vida diaria hasta la perfección, hasta la santidad y lo predicó con el fervor de un santo. Y ese Evangelio fue un desafío y una llamada a la conversión, a la reconciliación, al encuentro con Dios, a la renovación de la vida personal y de las familias.

La Caridad fue el segundo tema principal de su predicación, según el mandato del Señor: “Ustedes son todos hermanos… ¡Ámense, pues, unos a otros!”. El Amor es comprensión, ayuda espiritual y material, fraternidad, solidaridad, perdón, reconciliación… Y según el ejemplo de Cristo, los predilectos de San Antonio eran los pobres, los enfermos, los indefensos, los encarcelados, los deudores, los bandoleros…, es decir, todo el que sufría en el alma y en el cuerpo.

Antonio, mientras oraba en su habitación, se le apareció el niño Jesús, le puso las manitas al cuello y lo besó. Antonio recibió esta gracia extraordinaria porque mantuvo su alma limpia incluso del más mínimo pecado, y porque amaba mucho a Jesús.

El viernes 13 de Junio de 1231, hacia el mediodía, Antonio sufrió un desmayo, que se agravó con el paso de las horas y a las 5,30 de la tarde entonó un canto a la Virgen, elevada en alma y cuerpo al cielo, y, mientras los hermanos seguían cantando, entregó su espíritu al Señor. Murió cantando, porque hizo de su vida un servicio de amor a Dios y a los hermanos.

Treinta y dos años después sus restos fueron trasladados a Padua. La lengua se conservaba íntegra, sin haberse corrompido mientras que el cuerpo estaba aniquilado. Sucedieron muchos milagros después de su muerte. Aun hoy día le llaman “el Santo de los milagros”.

Su fama de santo y de taumaturgo, es decir, operador de prodigios y milagros, fue tan grande que conmovió al Papa Gregorio IX, el cual por otra parte conocía y admiraba la sabiduría y la santidad de Antonio y, menos de un año después de la muerte, lo canonizó, es decir, lo proclamó Santo. Y en 1946, el Papa Pío XII lo declaró "Doctor de la Iglesia".