La
historia de la devoción del Inmaculado Corazón se inicia en el siglo XVII, como
consecuencia del movimiento espiritual que procedía de San Juan Eudes.
Su Festividad: 1º Sábado siguiente al 2º Domingo de Pentecostés |
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adelante, en diciembre del año 1925 la Virgen Santísima se le apareció a Lucía
Martos, vidente de Fátima, y le prometió asistir a la hora de la muerte, con las
gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros
sábados de cinco meses consecutivos, se confesasen, recibieran la Sagrada
Comunión, rezasen una tercera parte del Rosario, con la intención de darle
reparación.
En
la tercera aparición de Fátima, Nuestra Madre le dijo a Lucía: "Nuestro
Señor quiere que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado.
Si se hace lo que te digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la
guerra.... Quiero que se consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en
reparación se comulgue el primer sábado de cada mes.... Si se cumplen mis
peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz.... Al final triunfará mi Corazón
Inmaculado y la humanidad disfrutará de una era de paz."
En
un diálogo entre Lucía y Jacinta, ella, de diez años, dijo a Lucía: "A mí
me queda poco tiempo para ir al Cielo, pero tú te vas a quedar aquí abajo para
dar a conocer al mundo que nuestro Señor desea que se establezca en el mundo la
devoción al Corazón Inmaculado de María".
"Diles
a todos que pidan esta gracia por medio de ella y que el Corazón de Jesús desea
ser venerado juntamente con el Corazón de su Madre. Insísteles en que pidan la
paz por medio del Inmaculado Corazón de María, pues el Señor ha puesto en sus
manos la paz del mundo."
El
Papa Pío XII, el 31 de Octubre de 1942, al clausurarse la solemne celebración
en honor de las Apariciones de Fátima, conforme al mensaje de éstas, consagró
el mundo al Inmaculado Corazón de María.
Asimismo,
el 4 de mayo de 1944 el Santo Padre instituyó la fiesta del Inmaculado Corazón
de María, que comenzó a celebrarse el 22 de Agosto. Ahora tiene lugar el Sábado
siguiente al Segundo Domingo de Pentecostés.
Consagración
del Inmaculado Corazón de María
"Oh,
Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo
me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y
te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis
pensamientos y mis acciones.
Quiero
ser como tú quieres que sea,
hacer
lo que tú quieres que haga.
No
temo, pues siempre estás conmigo.
Ayúdame
a amar a tu hijo Jesús,
con
todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon
mi mano en la tuya para que este siempre contigo."