Impresión de las llagas de Jesucristo en San Francisco de Asís

* Homilía pronunciada por el P. Manuel Mª de Jesús en la Santa Misa, uso extraordinario, celebra en la Iglesia del Salvador de Toledo en este día de la conmemora de la impresión de la llagas de San Francisco:

Hacemos conmemoración en este día del milagro de la impresión de las llagas en las manos, en los pies y en el costado del seráfico San Francisco de Asís.

Corría el año 1224, en torno a la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y dos años antes de la muerte del Santo. El “pobrecillo” de Asís se había retirado a la soledad en las alturas del monte Alvernia para practicar un ayuno de cuarenta días en honor de San Miguel Arcángel.
San Buenaventura narra cómo estando el Santo en oración vio bajar de los cielos un Serafín que tenía seis alas resplandecientes, entre cuyas alas apareció representada la imagen de un hombre crucificado, cuyas manos y pies estaban sujetos con clavos a la cruz. Dos alas de aquél Serafín se elevaban sobre la cabeza del crucificado, dos aparecían extendidas en actitud de volar y las otras dos le cubrían todo el cuerpo.

Su Festividad: 17 de Septiembre
La visión infundió en el corazón de San Francisco un extraordinario gozo mezclado con dolor. Por revelación divina, al contemplar a Cristo crucificado bajo la forma de un Serafín, comprendió que debía transformarse totalmente en Él, no tanto por el martirio, sino por el amor encendido de su espíritu.

Al desaparecer la visión comenzaron a aparecer en sus manos, en sus pies y en el lado derecho de su costado las señales de las llagas. En sus manos y en sus pies aparecieron las señales de los clavos, iguales a las que había visto en la imagen del Serafín crucificado. Los clavos sobresalían del resto de la carne del cuerpo de Francisco.
En su costado una cicatriz encarnada, de la que brotaba abundante sangre.
El Seráfico Francisco, seguidor fiel de Cristo pobre, obediente y virginal, a partir de ese momento de gracia llevará también impresas en su cuerpo las señales del Crucificado.

La Iglesia, al celebrar piadosamente en este día la conmemoración de la impresión de las llagas de la Pasión de Cristo en la carne de San Francisco, pide al Señor que encienda nuestros corazones con el fuego de su amor y nos otorgue la gracia de llevar pacientemente la cruz de cada día.

Nuestra Madre la Iglesia pide hoy al Señor para nosotros sus hijos que seamos fortalecidos con la asidua meditación del misterio de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo.

Cada uno de nosotros llevamos también sobre nuestro cuerpo la santa señal de los cristianos. Hemos sido ungidos, sellados y marcados con la señal salvadora de la Cruz en nuestro pecho y en nuestra cabeza al recibir el santo bautismo. Hemos sido marcados con la señal gloriosa de la Cruz redentora en nuestra frente al recibir el crisma de la confirmación.

Habremos de meditar, pues, cada día en el santuario de nuestro corazón el misterio que envuelve la Cruz de Cristo y buscar en ella la fuerza y la inspiración para vivir conforme a la dignidad de nuestra vocación de cristianos, hijos de Dios por la gracia de la adopción bautismal.
San Buenaventura nos dejó escrito testimonio acerca de Francisco, pequeñuelo de Cristo, quien “durante toda su vida no siguió otras huellas sino las de la cruz, no se recreaba en otra cosa sino en las dulzuras de la cruz, ni predicaba otra cosa que no fuesen las dulzuras de la cruz”.

Así, también nosotros, siguiendo los ejemplos y los consejos del Seráfico Francisco, hemos de gloriarnos “llevando cada día la Cruz Santa de Nuestro Señor Jesucristo”.

Que por la intercesión de SanFrancisco el Señor nos bendiga y nos guarde. Nos muestre su Santa Faz y tenga misericordia de nosotros. Vuelva a nosotros su rostro y nos dé la paz. El Señor nos bendiga. Amén.