San Juan 15, 9-11
"... En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.."
Palabra del Señor
En cualquier necesidad y aridez, Él es la fuente de agua viva, que nos nutre y fortalece. Él en persona carga sobre sí el pecado, el miedo y el sufrimiento y, en definitiva, nos purifica y transforma misteriosamente en vino bueno. En esos momentos de necesidad nos sentimos a veces aplastados bajo una prensa, como los racimos de uvas que son exprimidos completamente. Pero sabemos que, unidos a Cristo, nos convertimos en vino de solera. Dios sabe transformar en amor incluso las cosas difíciles y agobiantes de nuestra vida.
Lo importante es que "permanezcamos" en la vid, en Cristo. En esta breve perícopa, el evangelista usa la palabra "permanecer" una docena de veces. Este "permanecer-en-Cristo" caracteriza todo el discurso. En nuestro tiempo de inquietudes e indiferencia, en el que tanta gente pierde el rumbo y el fundamento; en el que la fidelidad del amor en el matrimonio y en la amistad es frágil y efímera; en el que desearíamos gritar, en medio de nuestras necesidades, como los discípulos de Emaús: "Señor, quédate con nosotros, porque anochece, porque las tinieblas nos rodean"; el Señor resucitado nos ofrece aquí un refugio, un lugar de luz, de esperanza y confianza, de paz y seguridad.
Hoy que estamos inseguros de afuera y de adentro el Señor invita a permanecer en él y allí encontramos seguridad y ese amor que él derrama sobre nosotros.
Encontrar en Jesús gozo y Alegría son los componentes que necesita nuestra vida para que cada día deje de ser rutinario y encontremos siempre la "novedad" del Señor.
Señor en este nuevo día quiero sentirme amado por ti para cerrar en mi vida las heridas profundas por falta de amor. Me siento en tus brazos y eso me da seguridad y calor.
Ya no temo a nad aporque tú estás conmigo. Amén.
Tengan un día lleno del amor de Dios.
Bendiciones.
P. Jorge Domínguez S. C.