Si no estamos unidos al Señor nada podemos

San Juan 15, 1-8

«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».

Palabra del Señor

Cristo quiere que esté unido a Él, no sólo para que yo pueda seguir vivo, es decir en vida de gracia, sino también para que mi testimonio como cristiano sea verdadero y coherente, mi oración debe ser un querer llenarme de Dios para después poderlo transmitir.
Estar unido a Cristo es recibir esa savia que el Señor da en cada comunión en cada Eucaristía, es decir su Cuerpo y su sangre.
Nada podemos hacer si no estamos unidos a él. Su presencia en nosotros es signo de victoria frente a las tentaciones del mal y del pecado.
El Señor es la armadura que necesito en mi vida para poder luchar y enfrentar el mal, la envidia, el daño que el otro quiere hacer a mi vida.
Propósito: Buscar unirme a Dios a lo largo de este día para que sea Él quien actúe a través de mí en cada uno de mis actos. Esto sólo lo puedo lograr acercándome a él y dejando que él tome mi vida.

Jesús, haz que no tenga miedo de ser un auténtico cristiano, sabiendo que lo único que me pides es vivir siempre unido a ti, y que la recompensa que me das eres tú mismo. Que no quiera huir del sacrificio y la renuncia con tal de que cada vez sea más semejante a ti.

A lo largo del día, repitamos con frecuencia: "Lávame, Señor, de mis pecados y límpiame de toda iniquidad". (Madre Teresa de Calcuta)

Bendiciones EN ESTE DÍA.

SIENTE EL AMOR DE DIOS Y LA FUERZA EN TÚ VIDA. AMÉN.

P. Jorge Domínguez S. C.