Señor limpia mis heridas

"... En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: "Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él." Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos..."

Palabra del Señor

Una consideración histórica para poder conocer, mejor, las palabras de Jesús:

Los niños en la sociedad judía no tenían ningún valor. Eran equiparados a los esclavos. Máxime si eran niñas. Los varones no eran reconocidos como auténticos judíos sino hasta que cumplían los doce años. Dependían absolutamente de sus padres. 

Religiosamente estaban excluidos de la participación directa en el culto del templo y la sinagoga hasta que cumplieran edad indicada. Marcos contrapone la actitud prepotente y autosuficiente de los fariseos y letrados a la actitud humilde y confiada de los niños. Además de su debilidad, dependencia, exclusión, son signo de transparencia y autenticidad. A la falsedad de los fariseos se contrapone la autenticidad de los niños.

Jesús coloca a sus seguidores la condición de hacerse como niños para participar en el proyecto del Reino. 

Esto no significa quedarse en la inmadurez y el infantilismo. Muchas veces queremos justificarnos en esa inmadurez, en no asumir nuestras propias responsabilidades o en querer justificar "caprichos" "envidias"
Hacerse como niño significa renunciar a toda ambición de poder y prepotencia. Además, colocar toda la confianza en el Padre misericordioso y adoptar una actitud de diafanidad como criterio de vida. 

Los niños confían plenamente en su papá y mamá y saben que ellos no le dejarán faltar nada.
En este nuevo día Señor, pese a los obstáculos de mi vida, confío plenamente en ti sabiendo que no me harás faltar lo necesario. 
Hoy para calmar mi dolor me recuesto sobre tu regazo Señor para sentir tu caricia sanadora y tu protección que me libera de toda clase de temores .

Hoy caminaré seguro sabiendo que Tú estás allí cuidándote y protegiéndome de todo mal.

Hoy me levanto de mis caídas y corro a recibir ese abrazo paternal que limpie mis heridas y sea bálsamo suave en el dolor. Amén.

Que este día sea vivido siento la bendición de Dios. Bendiciones.

P. Jorge Domínguez S. C.