El Fariseo y el Publicano ¿A quién de ellos represento, Señor, en mi oración?

El evangelio de San Lucas es el que de manera continua nos presenta a Jesús en oración. Jesús vivía tan unido al Padre por la oración que todo se convertía para él en expresión de oración.
Muchos son los textos que nos muestran a Jesús en oración (He aquí una lista de textos del evangelio de Lucas, en los que Jesús aparece en oración: Lc 2,46-50; 3,21: 4,1-12; 4,16; 5,16; 6,12; 9,16.18.28; 10,21; 11,1; 22,32; 22,7-14; 22,40-46; 23,34; 23,46; 24,30.(14 Textos).

Por eso hoy el Señor nos quiere enseñar sobre la oración, esa oración que debe de ser aceptada por Dios como la ofrenda que nosotros le tributamos.
Por eso la pregunta de este pasaje del evangelio es ¿Quién es justo para Dios? ¿Quién está justificado delante de Dios?.
La enseñanza el Señor la realiza por medio de una parábola en la cual están representado los dos modos de oración. 

El Fariseo está de pie. Dándole las gracias a Dios de tal forma que se glorifica a él mismo y no a Dios. 

Su autocomplacencia es reforzada por: (1) la manera en que Jesús introduce su oración ("oraba consigo mismo"); (2) su constante uso de la primera persona ("te doy gracias porque no soy como los otros...ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo lo que gano"); (3) la lista de pecadores que menciona (no menos de cuatro: ladrones, adúlteros, injustos, y publicanos); (4) la información que incluye sobre sus acciones piadosas (la cantidad de veces que ayuna, el aumento de su diezmo), como si Dios no lo supiera; y (5) su audacia en señalar al publicano despectivamente en el mismo espacio de adoración a Dios, el Templo (18:12--13). 
Oración larga 29 palabras en griego.
Él se atribuye el mérito de sus acciones y de su vida irreprochable sin mencionar que Dios tiene algo que ver con su éxito en vivir una vida recta. Todo es mérito de él .Y Dios ¿Dónde está?

La oración del publicano es breve (seis palabras) y eficiente. Postura 

Aunque las dos oraciones empiezan idénticamente con el tratamiento personal a Dios, las dos palabras del fariseo que siguen lo presentan como el actor principal y Dios como el complemento indirecto (eucharistōtoi, "[yo] te doy gracias"). Las palabras siguientes en la oración del publicano invierten la gramática, y el efecto es que Dios se queda siendo el actor principal y el publicano se vuelve el complemento indirecto (hilasthēti moi, "sé propicio a mí").

El primer versículo y el último indican que es la actitud de cada uno que causa la inversión del resultado esperado. El publicano ora con humildad y remordimiento, incorporando el cuerpo entero y la ubicación lejana de su cuerpo para mostrar su vergüenza. Por su actitud penitente, se va a su casa justificado (18:14). 
En cambio, el fariseo sabe que vive moralmente, pero en vez de glorificar a Dios, él se enaltece y menosprecia a los pecadores (18:9, 14). Vemos que lo más importante de su identidad como fariseo es su actitud. No todos los fariseos poseían esta actitud, y uno no tiene que ser fariseo para exhibir la misma actitud de este fariseo.

Para orar abro mi corazón a Dios y le pido al Señor que tenga piedad de mi. El Seño sabe lo que necesitamos, nosotros le pedimos perdón por nuestras faltas y confiamos en su poder de derramar en la cruz su sangre y vencer al pecado y la muerte.

Allí estaremos justificados delante de Dios y el Señor nos dará aquello que le pedimos.

Que en este domingo, día del Señor, nuestra oración sea para recibir la justificación de Dios.
Creo Señor en el poder de tú victoria y todo lo que se obra en mi vida es obra tuya. Amén.

Tengan un domingo lleno del amor y la misericordia de Dios.
Sean Bendecidos.

Bendito quien pone su confianza en Él, Yahvé bendice a su pueblo con paz.

Bendiciones!!!!
P.Jorge Domínguez s.c.