Día de las Misiones, Apertura AÑO DE LA FE 11/10/12 - 24/11/13

Domingo XXVIII Ciclo "B"
 
 
Jesús lo miró y lo amó.

“… Ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo…”
Señor ¿qué debo dejar en mi vida que es causa de obstáculo para tu seguimiento?
 
 
 

 
Marcos 10, 17-30
 
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia él y arrodillándose ante él, le preguntó: Maestro bueno, ¿ qué he de hacer para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.. Tú conoces  los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no perjudiques a nadie, honra a tu padre y a tu madre. El hombre le respondió: Maestro, todo eso lo he guardado (cumplido) desde mi juventud. Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes  y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme. Él al oír estas palabras se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren  en el Reino de los cielos! Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: ¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios. Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: Entonces ¿quién se podrá salvar? Jesús, mirándolos fijamente, dice: Para los hombres, es imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.  Pedro se puso a decirle: Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.  Jesús respondió: Les aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos y campos por mí y por la Buena Noticia, quedará sin recibir el ciento por uno: desde ahora en este mundo recibirá casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro, recibirá la Vida eterna.
 



El evangelio nos pone de nuevo ante las exigencias radicales del seguimiento de Jesús. En la figura de un hombre que se le acerca cuando él se ponía ya de camino. Este hombre, que conocemos como el joven rico, viene corriendo y se arrodilla a los pies de Jesús -gestos que revelan su interés, su disponibilidad y su decisión de recibir dócilmente su consejo-. No se acerca a hacer cualquier pregunta, sino una pregunta fundamental: ¿qué hacer para alcanzar en herencia la vida eterna? Es un cuestionamiento que se refiere a la vida misma, al compromiso único y personal de cada ser humano de encontrar un sentido a su vida y de construirla día a día según la meta fijada.
De los diez mandamientos, Jesús omite los tres primeros, que se refieren a Dios; le recuerda solamente los éticos, los que se refieren al prójimo, que son independientes de todo contexto religioso.
 
La buena conciencia legalista de cumplir con todos sus deberes detiene una vez más al joven. ¿Qué más hace falta para salvarse?. Jesús deshace inmediatamente este legalismo, nuevo pretexto para no creer. Y formula un mandamiento preciso: "sígueme". El joven muestra entonces que sus cuestiones precedentes no eran más que evasiones: situado ante la orden de creer, confiesa no tener fuerzas para ello y se retira en el momento en que es invitado a superar la discusión ética y el legalismo, para encontrarse con la persona misma de Jesús y seguirle. Creer y salvarse es, a fin de cuentas, unirse a la persona de Jesús.


Los discípulos no se explican la exigencia de Jesús; se preguntan si es posible la subsistencia del grupo sin el apoyo de la riqueza material de algunos de sus miembros (subsistir, gr. sôthênai, escapar de un peligro, aquí el de la indigencia; ver  en 8,35 los dos sentidos de «salvar su vida»).
¿Vivimos? ¿Subsistimos?
¿Qué es lo fundamental en mi vida (necesario, urgente, esencial..) Pierdo el lugar, el poder, la valoración de los demás, el cariño y aprecio de los demás. Entonces en qué está sustentada mi vida. ¿Qué va a decir la gente mi, mis amigos, los que me conocen?.
Comenzamos el año de la fe  el Papa Benedicto XVI nos invita: a  que cada cristiano “pueda redescubrir el camino de la fe para poner a la luz siempre con mayor claridad la alegría y el renovado entusiasmo del encuentro con Cristo.
 
50º años del Concilio Vaticano II, 20º años del Catecismo de la Iglesia Católica
 
Dice el Papa "... Este año se inserta en un contexto más amplio, caracterizado por una crisis generalizada que atañe también a la fe... La crisis de fe es expresión dramática de una crisis antropológica que ha dejado al ser humano abandonado a sí mismo..."
 
Volver a reencontrarse con Jesús de nuevo, eso es la fe. Reencontrarme otra vez con el primer amor. Renovar. Actualizar.
 
No es solamente el cumplir (como lo hizo el joven del evangelio) sino el entregarse y entregar todo lo que tenemos en nuestras vidas. Todo lo que está apegado tiene que salir.

¿Cómo puede el probar el deseo del Reino, el que, en la morada del corazón, lleva un campo o una posesión de riqueza, al que la muerte le sorprenderá fatalmente en medio de sus pasiones? "Porque donde está tuu tesoro, allí también está tu corazón" (Mt 6,21) (Clemente de Alejandria).

Hay, por el contrario, quien acumula su riqueza en su corazón, en la morada del Santo Espíritu. La guarda en sus tierras; el acumula sin fin su fortuna, y no se inquieta más que por amontar mas todos los días; no eleva jamás los ojos al cielo; se embota en lo temporal, puesto que el viene del polvo y retornará al polvo (Gn 3,19)
 

El rico no sólo tiene riquezas, sino que confía en ellas, cree que son el único medio de asegurar la propia existencia.

¿Cuáles son las “seguridades de mi vida? Y cuando las pierdo ¿qué pasa? ¿se desmorona mi vida?.

Muchas veces sufrimos situaciones de opresión por conservar una “seguridad” (matrimonio, noviazgo, mis padres, etc)

Cuando pongo mi seguridad en los hombres (motivos de consulta y seguimiento frecuente de aquellos que dicen “adivinarnos la vida” “ayudarlos a controlar el amor” “hacer trabajos para estar protegidos”, nos hacen creer que cuando ya no concurrimos más a ellos todo se caerá. ¡Qué pena muchas veces lo creemos!. Allí está depositada nuestra fe.

A las personas le tengo confianza no fe (yo a este médico le tengo fe??? Tengo confianza de que hará lo que necesita hacer desde la sabiduría, desde el conocimiento, sabe lo que hace).

Debemos purificar nuestra fe a lo largo de este año de gracia especial que se nos concede.

La pila bautismal nos recuerda el nacimiento a la fe, el cirio nos recuerda la luz que entró en nuestra vida. El Señor ilumina nuestras oscuridades.